¿Por qué resulta importante la investigación? Ésta es una buena pregunta para plantearse, pero antes de responderla debemos aclarar: ¿Qué es investigar? Investigar, en su significado más esencial, es el estudio o la búsqueda minuciosa que se realiza sobre un tema seleccionado, siendo este tema de interés social puesto que el fin último de dicha investigación es la resolución de problemas, y, por ende, el alcance de un bienestar o solución para la comunidad a la cual esté enfocada tal investigación. El Docente, como servidor social que es, tiene el deber de formarse y desarrollarse como un investigador bien preparado y con experiencia, pues ¿quién mejor que él, que interactúa a diario con las comunidades, puede estar al tanto de sus necesidades? El Docente tiene un papel protagónico en la sociedad, y aquel que sea preocupado asumirá el rol y la responsabilidad que le corresponde, pues será más que un «dador de clases» como lo diría Antonio Pérez Esclarín, en su exposición «Se buscan educadores» (Diciembre, 2007). El Docente Investigador es quien está más capacitado para plantear soluciones a los problemas que le presente su comunidad. Por todo lo dicho, se evidencia la importancia de contar con Docentes Investigadores, pero ¿cómo está la situación de la investigación en el Pedagógico? Si bien la investigación que se hace actualmente supera a las estadísticas de 1989 (Políticas de Investigación del Vicerrectorado de Docencia), no es menos cierto que aún es necesario sumar esfuerzos para continuar avanzando. Mucho es el potencial presente en nuestro Pedagógico y el reto que tenemos ahora es el de manifestar dicho potencial. En definitiva, es necesario asumir el papel protagónico que le corresponde a cada educador, pero además de esto es preciso volcar todo ese potencial, del que se habla, en la resolución de problemas que incluso nunca se han investigado, porque de eso se trata: investigar con un fin social, con un interés social porque se trata del beneficio de las personas y no sólo investigar para que se quede guardado, e ignorado, todo ese esfuerzo.
Waldylei Yépez
