Comunidades lingüísticas

Se puede definir una comunidad lingüística como el conjunto de personas que, asentadas en un territorio, desarrollan o construyen una lengua común que les permite comunicarse y estrechar sus lazos culturales. Por supuesto, esta unión lengua-cultura no se pierde aunque los miembros salgan del territorio del que fueron parte, por tanto, las comunidades lingüísticas no están supeditadas a un espacio físico.

En Latinoamérica el idioma oficial es el español, y si bien estos países comparten la esencia del idioma, no es menos cierto que cada país tiene formas muy particulares de comunicación, e incluso maneras muy diferentes de llamar a los mismos objetos. Partimos entonces desde la premisa de que cada país es una comunidad lingüística, pero por otro lado también encontramos formas de comunicación distintas dentro del mismo país, y ésas también son comunidades lingüísticas pero más pequeñas.

Personalmente siempre me ha gustado mucho este tema porque encuentro interesante —y curioso— el cómo una misma palabra puede significar algo tan distinto dependiendo de a quién se lo digas o dónde lo digas. Vamos a ver algunos ejemplos para que se entienda mejor estas diferencias.

Comúnmente cuando uno se refiere al punto más alto de una montaña muchas veces se usa la frase: “El pico de la montaña”. En Venezuela, el accidente geográfico más alto tiene una altitud oficial de 4978 metros sobre el nivel del mar, y su nombre es “El pico Bolívar”. En las grandes ciudades del mundo existen ciertos horarios de alto tráfico vehicular y mucho movimiento de personas, y en algunos países se refieren a este lapso de tiempo como “La hora pico”, excepto en Chile que se ha adoptado el uso de un anglicismo para referirse a “La hora peak”. Pero, ¿por qué pasó eso? Porque para la comunidad lingüística chilena la palabra pico se asocia con el pene. Así que si un venezolano le dijera a un chileno que compró algo y pagó “trescientos y pico” (trescientos y algo más) podría ser una situación un poco chistosa. En contexto de pandemia, cuando se muestran los gráficos de contagios y se hace referencia al momento donde hubo más casos se dice “el pico de contagios”, pero en Chile esto tampoco se usa obviamente.

Sigamos con Chile y hablemos de un restaurante muy conocido de Santiago, éste se llama “Donde la Cuca”. En este caso, Cuca es el sobrenombre que se usa para las mujeres que se llaman, por ejemplo, María, Pilar o Refugio, por tanto, es posible escuchar a alguien decir “voy a llamar a la Cuca” para referirse a una llamada telefónica a la persona que tiene ese sobrenombre. Pero si nos movemos a otra comunidad lingüística nos encontramos con que se usa la palabra cuca para referirse a la vulva, esto lo hacen las comunidades de países como Colombia, Ecuador, Honduras, Perú, El Salvador y Venezuela. En este último, también existe un pan dulce que se llama así o se le dice catalina.

Ahora vamos a las Antillas, allí tenemos comunidades donde se le dice guagua a los autobuses, esto ocurre en países como Puerto Rico, Cuba y República Dominicana. Pero guagua también se refiere a los bebés en países como Chile, Argentina, Bolivia y Perú.

¿Y qué pasa cuando una misma cosa tiene otro nombre? Si quieres comprar una parchita (Venezuela) en Chile se llama maracuyá, en Puerto Rico es parcha, chinola en República Dominicana y calala en Nicaragua. Y las caraotas (Venezuela) pasan a llamarse porotos (Chile), frijoles (México), judías (España) o habichuelas (el Caribe).

Por ahí hay una canción que dice algo así: “qué difícil es hablar el español, porque todo lo que dices tiene otra definición”. ¿Crees que tengan razón? 😛

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Waldylei Yépez

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